Introducción al BDSM
Cualquiera que haya leído ¿Soy tuya?, de Xakura O´Hara, habrá podido comprobar que esta novela de género erótico contiene no pocos ingredientes propios del bdsm, tal y como puede verse en los dos protagonistas de la historia, entre quienes se establece una relación de Amo y sumisa que permanece oculta al resto del mundo bajo las dobles identidades de los personajes. Muchas de las prácticas que realizan, así como el tipo de relación y de trato que se establece entre ellos, responde a lo que conlleva una relación bdsm.
Hoy en día, el bdsm es relativamente conocido a nivel popular, en parte debido a la exitosa saga de películas eróticas Cincuenta sombras de Grey. Si bien resulta positivo que el público en general conozca y normalice estas prácticas, el hecho de que lo hagan a través de este tipo de productos supone un gran problema, pues conlleva un alto riesgo de mala comprensión y confusión general respecto a lo que es bdsm, hasta el punto de, por ejemplo, confundir bdsm con sadomasoquismo, cuando no son ni por asomo lo mismo, pese a que puedan darse combinados. Pero vamos con algunas de las preguntas más básicas para entender qué es realmente el bdsm.
¿En qué consiste una relación bdsm? Toda relación bdsm tiene dos roles: el de dominación (Amo) y el de sumisión (sumiso). La relación entre ellos se basa en el respeto mutuo y en la obediencia, de la persona sumisa a la dominante. A partir de ahí, entran en juego las diferentes preferencias de cada pareja.
¿Pero me van a golpear en una sesión bdsm? Hay una enorme confusión entre bdsm y sadomasoquismo. Si bien es cierto que pueden darse juntos, también suelen ir juntos la hamburguesa y las patatas fritas, pese a que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Hay que añadir que, por definición, el sadomasoquismo lo practica un persona masoquista (se excita recibiendo dolor) y una sádica (se excita o disfruta causando dolor). Es, además, consensuado y consentido.
¿Es seguro practicar bdsm? Existen tres reglas fundamentales para toda relación bdsm.
La primera es consentimiento, pues es absolutamente falso que un Amo se dedique a aprovecharse sexualmente de aquellas personas con tendencia sumisa, como también lo es que pueda golpearlas sin más. En cualquier práctica que se lleve a cabo debe haber consentimiento explícito entre ambas partes. Probablemente no hay entorno más seguro (sexualmente hablando) que un ambiente bdsm, pues todo el que lo practica respecta al máximo la importancia del consentimiento. Todas las prácticas que se realicen deben ser consensuadas. Es decir que, previamente, los dos miembros de la relación bdsm deben hablar y establecer los límites de sus prácticas, límites que son variables de una pareja a otra.
En segundo lugar, no puede existir relación bdsm sin respeto entre los dos miembros.
Finalmente, aunque en absoluto menos importante, el bdsm tiene que hacer de la seguridad una de sus bases. Estamos hablando de prácticas que pueden incluir algunos elementos no exentos de riesgo, tales como cuerdas o ataduras. Independientemente de las prácticas que se realicen, para todo Amo debe ser fundamental la seguridad y protección de la persona que se somete. Conviene además acordar una palabra de seguridad a la que el sumiso pueda recurrir en caso de que algo vaya mal.
Para terminar esta breve introducción al bdsm, os dejamos algunos títulos literarios que no solo os permitirán profundizar más en el tema, sino también hacerlo de forma adecuada: Historia de O (Pauline Réage), La atadura (Vanessa Duriès) o el manual Las reglas del juego: manual bdsm (José Luis Carranco Vega) son tres apuestas ganadoras para aquellos que quieran saber más.