Guía para crear personajes de novela erótica (1)

04.10.2021

El mes pasado estuvimos hablando sobre algunos de los elementos más importantes a la hora de crear una novela erótica. Este mes de octubre vamos a tratar de ampliar el contenido de aquellos artículos, y empezaremos con uno sobre la creación de personajes para novela erótica, tema que trataremos más en profundidad en esta ocasión.
Si bien existen muchas formas diferentes de enfocar la creación de un personaje, lo cierto es que cada autor acaba descubriendo y desarrollando su propio sistema. Lo que aquí vamos a tratar es una forma genérica y sencilla de hacerlo, pero también efectiva. ¿Por qué complicarse la vida innecesariamente?
Es necesario hacer una aclaración respecto a los personajes que vamos a tratar: si bien usaremos el masculino inclusivo para hablar de ellos, el género de los mismos queda a elección de cada autor, naturalmente. Esto, además, da cierta flexibilidad de lo más interesante: podemos trabajar en una historia entre personajes heterosexuales, una pareja homosexual (como ya vimos en nuestros artículos sobre creación de novela erótica) o incluso, si contamos con un triángulo en la historia, podemos introducir algún personaje bisexual. ¡Las opciones son enormes!

EL PROTAGONISTA. Existe la tendencia de crear personajes protagonistas para estas historias cargados de inseguridades, de dudas y de ciertas características que suelen hacer de ellos personajes algo cargantes, para qué vamos a negarlo. La protagonista de Cincuenta sombras de Grey es un claro ejemplo de ello. Esto, sin embargo, tiene cierto sentido, pues el protagonista es, con frecuencia, el personaje seducido, el personaje que ve cambiada su vida a raíz del encuentro con quien será su compañero de aventuras. El personaje protagonista trata con frecuencia de reflejar al lector medio; a una persona cualquier y sencilla que de pronto conoce a alguien que pone patas arriba su mundo. Esta breve sinopsis, usada y abusada hasta alcanzar los límites del aburrimiento, siempre ha funcionado en historias de temática romántico-erótica. Y es que, a fin de cuentas, los temas recurrentes lo son por un motivo. El ejemplo de novela erótica que os propusimos el mes pasado es, sin ir más lejos, un reflejo de este mismo argumento.
¿Pero es necesario que demos ese enfoque a nuestro protagonista? ¡Por supuesto que no! Una vez hayamos decidido si queremos que nuestro protagonista sea un hombre o una mujer, pues está claro que eso debe ser lo primero, será el momento de decidir el tipo de personaje que queremos. Si bien es cierto que el perfil descrito con anterioridad permite que se identifiquen con él buena parte de los lectores, podemos utilizar cualquier cosa que queramos. Quizás nuestro personaje sea un hombre o una mujer de éxito, o tal vez un o una joven estudiante con ganas de comerse el mundo, o incluso podemos darle a la historia un toque más oscuro creando un protagonista con papel de villano; un delincuente sexual que hará de nuestro co-protagonista su nuevo objetivo. A lo mejor preferimos que el protagonista sea un exitoso actor de ficción, o decidimos dar una ambientación histórica a nuestra historia y optamos por un soldado de la Segunda Guerra Mundial, o un caballero de las cruzadas, o un artista del Renacimiento, o una poderosa patricia romana, o una bruja de la Edad Media que usa sus malas artes para seducir a los hombres, o...
Los límites los marcamos nosotros mismos, aunque con frecuencia lo hagamos de forma inconsciente. Lo que debemos procurar, pues es un fallo muy grande y que cometen buena parte de autores y autoras noveles, sobre todo en romántica, es convertir a nuestro personaje en un reflejo de nosotros mismos sin más historia o personalidad que la que seamos capaces de transferirle. Con frecuencia esto da lugar a personajes planos y vacíos que perjudicar enormemente al desarrollo de la novela.

¡Seguiremos la semana que viene!