Deletreando el BDSM
A lo largo de los últimos meses hemos hablado largo y tendido sobre BDSM, y hemos aportado información muy variada relacionada con esta práctica, así como consejos, recomendaciones y otros aportes de utilidad, cuya intención siempre ha sido ayudar y orientar a todo aquel que quiera acercarse al BDSM. Sin embargo, hasta la fecha, nunca hemos profundizado en el propio nombre de este, digamos, estilo de vida. ¿Qué significa BDSM?
BONDAGE. Cuando hablamos de bondage nos referimos a la práctica de atar a una persona, habitualmente de carácter sumiso. Está estrechamente relacionado con el shibari, un arte japonés en el que se realizan ataduras sobre el cuerpo, pero que tiene un elevado componente estético, a diferencia de lo que por norma general sucede con el bondage. Mientras que en este último el fin de la inmovilización mediante cuerdas no es otro que impedir que la persona atada pueda moverse, para así enfatizar el carácter sumiso de la misma, el shibari persigue también cierta belleza estética a través de las ataduras. Además, en ambos casos las ataduras son un elemento de dominación y control por parte del Amo o Dominante.
DISCIPLINA. Cuando hablamos de disciplina en el BDSM nos referimos al castigo físico que se utiliza con el fin de impartir disciplina, es decir, a los azotes. Si bien lo más común es aplicarlos con la mano o con una fusta, lo cierto es que son muchas las cosas que pueden servir para ello. ¡Tan solo hay que ser creativo! Personalmente, os recomiendo las grandes cucharas de madera usadas en cocina. ¡Pero cuidado, porque pueden ser muy dolorosas!
DOMINACIÓN y SUMISIÓN (D/s). Resulta evidente que uno de los pilares del BDSM es precisamente la Dominación y la sumisión, elementos que probablemente sean los más conocidos de esta práctica. A diferencia de los otros binomios que la componen (bondage-disciplina y sadismo-masoquismo), en el caso de la Dominación y la sumisión es inconcebible uno sin el otro, pues para que exista una posición de Dominación debe existir también otra de sumisión. Es por eso, por lo intrínsecamente unidos que se dan, que hemos optado por comentarlos como uno solo. Como probablemente resulte evidente, la parte Dominante establece una posición de poder, desde la que domina y controla a la parte sumisa, quien se entrega de forma voluntaria y pone su propia voluntad en manos del Dominante. Todo ello, por supuesto, siempre de forma consensuada. Recordad: si no hay consenso, no es BDSM. Es abuso sexual.
SADISMO. Algunos Dominantes sienten placer, sea físico o mental, cuando causan dolor a la persona sometida. Esto resulta particularmente excitante cuando esa persona es masoquista, como veremos a continuación. Hay que destacar que siempre, siempre, hay que extremar las medidas de seguridad a la hora de realizar esta clase de prácticas.
MASOQUISMO. Es bien sabido que hay gente a la que le excita el dolor; a algunas personas, de hecho, les excita tanto que pueden llegar a alcanzar un orgasmo a través de él. ¡Esto, sin embargo, no significa que quieran recibir una paliza! Cuando hablamos de sadismo estamos hablando de un abanico muy extenso de tipos de dolor y de niveles de dolor, y es fundamental que el Dominante que, digamos, alimente el sadismo de su sumiso, lo haga desde el conocimiento de qué nivel de dolor tolera y de cómo ejecutar dicho dolor para que resulte placentero. Esta práctica, así el sadismo, pueden resultar particularmente peligrosas cuando no se sabe bien lo que se hace, por lo que es especialmente importante que se tomen todas las medidas de seguridad necesarias para evitar accidentes.
Bondage (B), Disciplina (D), Dominación (D), Sumisión (S), Sadismo (S) y Masoquismo (M). Como podéis ver, ser prácticas (resumidas en solo cuatro letras) que, juntas, dan forma al BDSM.
Eso es todo por el momento. ¡Permaneced atentos al blog, porque el próximo mes volveremos con más reseñas y artículos!